Miguel Domenech Fernández es un joven ortópterologo español basado en la provincia de Albacete. Ha sido muy activo desde su trabajo de fin de carrera y ha ido incorporando progresivamente la bioacústica entre sus métodos de investigación. Comparte con nosotros reflexiones sobre su trayectoria.
_
¿Como has descubierto el interés por los insectos?
Desde muy pequeño, prácticamente desde los 5 o 6 años, cuando iba al campo con mis padres, ya llevaba un bote donde recogía todos los insectos que veía. Todos los veranos iba con mi familia a pasar las vacaciones al pueblo (Siles, Jaén), en plena sierra de Segura. Allí, descubrí la pasión por los insectos y disfrutaba mucho observándolos y buscándolos.
_

_
¿Cuales han sido tus etapas formativas que es lo que te ha atraído especialmente a estudiar los ortópteros?
Estudié Biología en la Universidad de Murcia, aunque profesionalmente me dedico al sector ferroviario. Desde el comienzo, tenía un gran interés por la zoología, la geología y la botánica, y no me gustaban las asignaturas de laboratorio, que ocupaban casi toda la carrera (bioquímica, genética, inmunología, fisiología…). En los últimos años, e influenciado, tanto por Juan José Presa, que fue mi profesor y tutor del TFG, como por David Llucià, decidí enfocar mi interés en los ortópteros, ya que es un grupo fácil de ver en cualquier salida de campo (no tan fácil de estudiar) y del que apenas tenemos conocimiento, en líneas generales, en la península ibérica. Otra gran pasión son las mantis, a las que dediqué mi TFG antes de especializarme en Orthoptera.
_
¿En que área geográfica has centrado tu investigación?
Básicamente en la península ibérica, y dentro de ella en mi zona de influencia, que podríamos definir como el sureste peninsular. Soy y vivo en Albacete, aunque me he movido por varios puntos de la geografía por trabajo y estudios. Dado que la provincia de Albacete no cuenta con muchos estudios faunísticos sobre Orthoptera, menos aún Castilla-La Mancha o zonas cercanas (como Jaén), era interesante estudiar más a fondo esta zona que me pilla a mano para intentar rellenar esas lagunas de información y, por supuesto, disfrutar de la variedad de paisajes con los que nos deleita la naturaleza. Tanto Albacete como la mayoría de provincias limítrofes cuentan con una gran heterogeneidad de hábitats, siendo por tanto muy interesantes de cara a la entomología.
_
_
¿Háblanos de algunas especies o hallazgos de mayor interés?
Más allá de haber encontrado especies no citadas para varias de estas provincias o haber rellenado algunas lagunas de información faunística, creo que lo más interesante de mi recorrido ha sido describir nuevas especies. Recuerdo la primera, Antaxius oretanus, de Montes de Toledo, gracias a la cual pude estrechar vínculos con investigadores del MNCN, ampliando así mi círculo. Luego recuerdo con cariño algunos taxones que dediqué a amigos míos, grandes amantes de la entomología, en particular, y de la naturaleza en general: Ephippigerida fernandezi, dedicada a Alonso, o las nuevas subespecies que incluí en la revisión del género Coracinotus: C. notarioi lluciapomaresi, dedicada a David Llucià, y C. notarioi garciasaucoi, a Guillermo García-Saúco. Finalmente, y no por ello menos importante, en la revisión del subgénero Bradygaster, último trabajo que publiqué, describo Pycnogaster rosae del Cabo de Gata (Almería), dedicándoselo a mi querida madre, Rosa. También he dado algunas charlas, una sobre nociones básicas de bioacústica en las jornadas de SEACAM (Sociedad Entomológica Ambiental de Castilla-La Mancha), o sobre Saga pedo, en un viaje específico para ver esta especie en Albacete organizada por la asociación Iberozoa. Actualmente estoy trabajando en actualizar la información de algunas especies del Libro Rojo de los invertebrados amenazados de España.
_
Empecé a interesarme por la bioacústica a partir de diversos trabajos sobre Pamphagidae y Bradyporinae, en los que ya se trataba esta disciplina. Me compré el libro de Ragge & Reynolds, todo un referente para quien quiera iniciarse en la bioacústica de ortópteros, y a partir de ahí seguí leyendo y leyendo, interesándome también por otros grupos. Después empecé a hacer mis propias grabaciones, primero en el campo y luego en casa mediante ejemplares en cautividad. Todos relacionamos el canto con los ortópteros (las tranquilas noches de verano oyendo grillos, por ejemplo), y cuando empiezas a estudiarlo a fondo descubres muchísimas curiosidades sobre sus formas de comunicarse. En Gomphocerinae, por ejemplo, existen tipos de cantos muy específicos para cada situación (cortejo, proclamación, rivalidad, etc.). También descubres cómo puede variar cada canto en función de la temperatura ambiente, y empiezas a aprender los patrones típicos de cada especie, con su correspondiente variabilidad intraespecífica. No es una disciplina sencilla, pero con interés y ganas uno va aprendiendo y mejorando con el tiempo. Utilizo una grabadora Zoom H4n, y posteriormente analizo las grabaciones obtenidas mediante programas de edición (frecuentemente Avisoft), comparando lo obtenido con los datos disponibles publicados por otros autores, si existen. En la mayoría de casos, la bioacústica es una herramienta complementaria, a veces la principal, con gran valor a la hora de caracterizar taxones de Orthoptera. Existen muchos casos donde los taxones difícilmente pueden separarse morfológicamente, pero las diferencias bioacústicas son claramente definitorias.