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Golondrina común albina/leucística (Hirundo rustica Linnaeus, 1758), escoltada por un congénere con su plumaje típico

Golondrina común albina/leucística (Hirundo rustica Linnaeus, 1758), seguida por un congénere de plumaje típico.

A finales del pasado mes de mayo, Ramón Escalona, un vecino y amigo de Villafranco del Guadalhorce (Málaga) que comparte afición naturalista, me avisó de que llevaba un par de días viendo una golondrina blanca sobrevolando los campos de cebada situados al sur del pueblo. Aquella misma tarde nos plantamos en el lugar para intentar observarla con más detenimiento y no nos defraudó. Estuvimos entretenidos hasta el anochecer disfrutando de los vuelos rasantes que este atípico ejemplar realizaba para cazar los insectos que se ponían a su alcance, junto a otros ejemplares de la especie de plumaje habitual. Desde aquel día quedó bautizada por Ramón como «Blancanieves«, apelativo que usamos durante los días posteriores para referirnos a ella.

No es muy frecuente encontrarnos aves con coloración blanca en sus plumas y a veces es complicado determinar qué clase de trastorno o aberración cromática presentan. Tanto el albinismo como el leucismo, ambos causados por mutaciones genéticas, producen este tipo de desórdenes pigmentarios debidos a la incapacidad del ave para fabricar melanina. El albinismo se manifiesta por un plumaje blanco puro que se mantendrá así toda su vida, pero también en su piel, pico y patas, que serán pálidos, y en sus ojos, rosados o rojizos. En cambio, el leucismo produce una reducción de color en el plumaje, que varía desde pálido hasta blanco, y su extensión puede afectar a la totalidad de las plumas o solo a una parte de ellas. La cantidad de blanco puede aumentar o disminuir con las mudas y a veces la falta de pigmentación alcanza a otras zonas del cuerpo, pero nunca a los ojos (Grouw, 2006). En nuestro caso, no se pudieron realizar fotografías de cerca, así que nos quedaremos con la duda.

Golondrina común albina
Golondrina común leucística

Ejemplares de Golondrina albina (izquierda) y leucística (derecha). Fotografías de Dave Soons y López de Armentia, respectivamente.

Durante varios días pudimos deleitarnos contemplando la belleza tan especial de esta pequeña ave, un atractivo que puede hacer las delicias de los amantes de las aves, pero que, dado que puede distinguirse perfectamente dentro de un grupo de golondrinas de plumaje típico, también la hace más vulnerable a los posibles ataques de depredadores alados, como halcones o gavilanes, entre otros. Por otra parte, las aves albinas tienen una capacidad de visión reducida y la falta de melanina provoca mayor desgaste en sus plumas, por lo que tiene que consumir más energía durante el vuelo. Todo ello puede limitar sus posibilidades de llegar a la edad adulta.

Algunas imágenes de Blancanieves mientras realizaba maniobras para cazar insectos al vuelo.

El espectáculo duró varios días, después de los cuales no hemos vuelto a observarla. Nos gusta pensar que simplemente ha cambiado de cazadero, atrapando insectos voladores en otro lugar cercano que no hemos conseguido descubrir, y que estará criando a sus pollos…quizás alguno heredará su bonito plumaje blanco.

Registros

Enlace a Observado.org, donde se ha registrado la observación:

https://observation.org/observation/214905573/