Posadas, a 22 de diciembre de 2009


Sierra Morena es una cordillera de aproximadamente 400 kilómetros en el que la mayor parte de su espacio está protegido mediante la figura de Parques Naturales y zonas LIC. Además, la parte más occidental donde se encuentran situados los Parques Naturales de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, Sierra Norte de Sevilla y la Sierra de Hornachuelos, es Reserva de la Biosfera por la UNESCO “Dehesas de Sierra Morena”. La orografía y los bosques que la cubren han posibilitado la conservación de una importante diversidad de mamíferos, dos de ellos en peligro de extinción, el lobo ibérico y el lince ibérico, teniendo éste sus últimos refugios sólo en Sierra Morena y Doñana.


Para detectar la presencia de los mamíferos se exige conocer muy bien su hábitat y sus querencias, es por lo que durante dos jornadas llamadas “Huellas y señales de los mamíferos de Sierra Morena “, se ha podido transmitir a los participantes las zonas más preferentes para su localización, así como sus principales indicios, huellas, excrementos, restos de festines, pelos, veredas, etc.
Para ello se ha realizado una primera sesión teórica de dos horas en el edificio de Servicios Sociales que ha cedido el Ayuntamiento de Posadas, mediante imágenes de cada uno de los protagonistas, sus indicios más característicos y las querencias. También se ha tratado sobre el necesario punto de vista de la conservación, la problemática y de cómo localizar sus principales amenazas y la mejora de sus hábitats.
También con otra segunda charla de media hora que ha tratado de exponer los métodos y técnicas de recogida de datos y recomendaciones para su observación.
La sesión de tarde ha sido para la clase práctica desarrollada dentro de los límites del Parque Periurbano de la Sierrezuela de Posadas, por un sendero inmerso en su mayor parte en el palmitar más extenso de la provincia de Córdoba, teniendo siempre como telón de fondo el Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos. En la ruta de unos seis kilómetros se ha podido reconocer numerosos indicios de tejón, garduña, zorro, conejo, erizo, jabalí así como de mamíferos domésticos, un camino muy fructífero a pesar de haber carecido el sustrato de la humedad necesaria debido a la falta de lluvias para la impresión de huellas en la primera jornada y en la segunda precisamente lo contrario pues llovió durante toda la madrugada del sábado borrando muchas huellas.
A última hora se regreso a la sala para ver una colección de moldes de escayola, pelos y excrementos de algunos de los mamíferos, para ver sus formas y olores.

La jornada se ha desarrollado con una gran satisfacción dado el gran interés de los participantes, pues no solo han preguntado sino que algunos han aportado con su conocimiento, ayudado a la hora de localizar y reconocer los rastros en campo.

 

Huellas de meloncillo: a este “diablillo de los matorrales” o “culebra peluda” como se le ha llamado por ahí, no se le puede seguir el rastro demasiado bien en la mayoría de las guías de mamíferos que existen. Los meloncillos de muchas guías, habitualmente marcan el quinto dedo, pero los meloncillos que habitan en el campo lo normal es que solo estampen cuatro dedos pues el quinto lo tiene muy arriba, casi rudimentario. Además la almohadilla plantar en algunas guías la ponen simétrica, cuando precisamente es lo contrario tiene un lóbulo más grande que otro.

En fin, posiblemente haga falta hacer una guía en el sur peninsular donde nos pilla más a mano mamíferos como nuestro amigo el meloncillo.

MANUEL MORAL CASTRO