Eso sí, en lugar de la Noche del Cárabo estamos barajando la posibilidad de cambiarle el nombre y llamarlo a partir de ahora «La Noche del Autillo» ya que en el censo que realizamos ayer únicamente nos deleitó con su canto un autillo y al inicio de la ruta. Quizás influyera el que el camino sin apenas iluminación existente entre el puente y el botánico lo ocuparan algunos coches y lo tomaran como zona de botellón improvisado con la música de su a toda mecha. Lo extraño es que en la arboleda del Jardín botánico no hiciese aparición ningún cárabo como solía ser costumbre.
El caso es que, otro nombre que también estamos barajando porque ese sí que no falla ningún año, es el de llamarlo «La noche del Mochuelo», porque sea el año que sea, venga el mayor o menor número de participantes y escuchemos más o menos aves nocturnas, lo que no faltará nunca será el vinito en el mesón «Los Mochuelos» ¡salud!