Con
la realización de este itinerario botánico se ha querido destacar
la gran diversidad de la flora urbana del casco histórico de la
ciudad de Córdoba, y contemplar la belleza y colorido de las
numerosas especies ornamentales que durante el mes de mayo adornan
sus balcones, patios y jardines. Además nos ha permitido
introducirnos en el mundo de los empedrados tradicionales a base de
cantos rodados, hábitat urbano que nos ha deparado sorpresas
botánicas muy interesantes. Este es el caso del empedrado del Patio
de Los Naranjos de la Mezquita-Catedral, enclave donde puede
contemplarse la única población conocida hasta el momento de una
minúscula planta de la familia de las compuestas, Cotula
australis
, originaria de Australia, hallada casualmente pocos
días antes de diseñar la ruta.

El
recorrido se inició en los jardines adyacentes a la Puerta de
Almodóvar, donde nos detuvimos a observar varios individuos de porte
destacado de varias especies arbóreas, tanto autóctonas, como es el
caso de un olmo común (Ulmus minor), especie de la que quedan
pocos ejemplares en pie en la ciudad, como alóctonas, caso de un
ailanto (Ailanthus altissima), procedente de China, o de un
paraíso, cinamomo, acederaque (Melia azederach), del suroeste
asiático. Estas dos últimas especies, en plena floración, se
sitúan en extremos opuestos en cuanto a la fragancia de sus flores.
El penetrante y agradable aroma de este último producido por la
abundantísima floración de un ejemplar situado junto al edificio de
la Cruz Roja contrastaba con el desagradable olor de un individuo
masculino del primero.
Ejemplar de paraíso (Melia azederach) incluido en el
Inventario de Árboles Singulares de la Provincia de Córdoba en
plena floración.
A
continuación bajamos por los escalones que nos conducen a la Calle
Cairuan, que bordea la muralla y la canalización de un arroyo.
Destaca la existencia de un seto de adelfa (Nerium oleander)
en los estanques existentes, un seto en espaldera de naranjo amargo
(Citrus aurantium) así como la presencia de varias especies
de plantas rupícolas que crecen espontáneamente en los muros de la
citada canalización, dos de ellas autóctonas, la parietaria
(Parietaria judaica) y el helecho denominado culantrillo de
pozo (Adiantum capillus-veneris), y una alóctona, procedente
de Europa oriental, la hierba del campanario (Cymbalaria muralis).
Las tres especies encuentran aquí un hábitat ideal y de hecho en el
caso del culantrillo y de la cimbalaria encontramos aquí la mayor
población existente en la ciudad.

Vista general de las paredes de la canalización en la Calle
Cairuan donde encontramos varias especies rupícolas: parietaria
(Parietaria judaica), hierba del campanario (Cymbalaria
muralis
) y culantrillo de pozo (Adiantum capillus-veneris).

Entre
las especies ornamentales que adornan los parterres de los muros de
la canalización encontramos plantas con flores de diversos colores:
rosas, de las lantanas (Lantana cámara) y de los conejitos
(Antirrhinum sp.); blancas, de Lobularia maritima:
amarillas, de Gazania splendens y de los pensamientos
(Viola x vittrocriana); moradas, del changay (Ageratum
houstonianum
); azules, de la lobelia (Lobelia erinus).
Tras llegar a la muralla a la altura de la Puerta de La Luna, en la
confluencia de Cairuan con la calle Doctor Fleming encontramos en las
aceras una alineación de braquiquitos u árboles botella
(Brachychiton populneus), con numerosas flores en forma de
campana, con los pétalos soldados. 
Flores de braquiquito (Brachychiton populneus), especie
introducida originaria de Australia y que ocasionalmente crece
subespontánea en setos de algunos barrios de la ciudad.
A
continuación nos dirigimos hacia el tramo de muralla paralelo a la
calle Hasday Ibn Shaprut, en cuyos restos podemos encontrar
abundantes ejemplares de una mata rupícola típica de taludes y
roquedos, la manzanilla yesquera (Phagnalon saxatile). Tras
bajar por la rampa y ver algunas plantas leñosas ornamentales, como
el jazmín azul (Plumbago auriculata) y la buganvilla
(Bouganvillea spectabilis) la ruta pasa junto a varios patios
típicos del Alcázar Viejo, abarrotados de gente para entrar a
visitarlos y con fachadas embellecidas por geranios y gitanillas
(Pelargonium spp.), y se dirige hacia la calle de las
Caballerizas Reales. A la izquierda del Alcázar de los Reyes
Cristianos, justo al final de la citada calle nos detenemos a
observar una planta arbustiva que crece en el muro de una antigua
casa con una fachada bellamente decorada con una variada flora
ornamental. Se trata de un ejemplar de alcaparra (Capparis
spinosa
), que está empezando a florecer. Es la especie cuyos
brotes florales y frutos incipientes consumimos encurtidos en vinagre
(los denominados alcaparrones). Tanto aquí como en el edificio
adyacente del Alcázar de los Reyes Cristianos esta especie se
comporta claramente como rupícola, creciendo en los antiguos muros.
Detalle de las hojas de un ejemplar de alcaparra (Capparis
spinosa
) creciendo en la fachada de una casa antigua en la Calle
de las Caballerizas Reales.
En
los muros de la cara norte del Alcázar de los Reyes Cristianos nos
detuvimos un rato a contemplar la vegetación rupícola allí
presente, asociada a las zonas donde rezuma algo de agua y hay por
tanto mayor humedad. En una de estas zonas descubrimos la presencia
de un minúsculo helecho denominado Anogramma leptophylla, que
se caracteriza por poseer frondes de dos tipos, en función de que
sean fértiles (con esporangios) o estériles (sin ellos). También
pudimos observar otra curiosa pequeña planta rupícola de hojas
crasas, la denominada Sedum mucizonia, en este caso con las
flores ya pasadas.
 
Aspecto de los frondes fértiles del helecho Anogramma
leptophylla
localizado en las partes más húmedas de los muros
del Alcázar de los Reyes Cristianos.
Continuando
por la calle Amador de los Ríos nos dirigimos a la calle Torrijos, y
entramos al Patio de los Naranjos por la puerta de acceso en dicha
calle. Como objetivo de esta visita nos propusimos rebuscar en el
amplio empedrado de cantos rodados de este emblemático lugar de la
ciudad para localizar una planta de pequeño porte localizada varios
días antes durante el diseño de la ruta. Se trata de la compuesta
Cotula australis, que tiene aquí la única población
conocida hasta el momento en la provincia de Córdoba. Además
estuvimos viendo otra especie de planta introducida procedente del
continente americano, cuyas hojas son muy parecidas a las de la
especie anterior y que también crecen en los empedrados: Soliva
stolonifera
. Esta especie, también de la familia Asteráceas,
además de en el Patio de los Naranjos la podemos observar en varios
enclaves del casco viejo de Córdoba, sobre todo en la parte medieval
que se desarrolló tras la reconquista, la zona conocida como
Axerquía. En el empedrado destacaba también la presencia y
abundancia relativa de una especie de trébol muy adaptada al
pisoteo, Trifolium suffocatum.
Vista general de un individuo de Cotula australis
localizado en el empedrado del Patio de los Naranjos de la
Mezquita-Catedral, donde también encontramos ejemplares de Soliva
stolonifera
y Trifolium suffocatum, entre otras especies
propias de sitios sometidos a intenso pisoteo.
A
continuación nos dirigimos hacia la Plaza de Gerónimo Páez,
presidida por varias casuarinas (Casuarina equisetifolia) de
imponente porte, especie arbórea procedente de Australia. Junto a
esta plaza encontramos un pequeño rincón llamado “Plaza de los
Paraísos” adyacente a la conocida popularmente como “Casa del
Judío”, en cuyo patio crecía un mirto (Myrtus communis) de
dimensiones excepcionales, que fue escayolado y transportado hasta un
vivero de la Junta de Andalucía. En el empedrado de esta pequeña
placita observamos dos plantas ruderales dominantes, ambas especies
introducidas, con fenología típica estivo-autumnal: la verdolaga
(Portulaca oleracea) y una lechetrezna rastrera (Chamaesyce
canescens
).
Verdolagas (Portulaca oleracea) creciendo en el
empedrado junto a la Plaza de Gerónimo Paéz.
La
ruta continúa descendiendo por la serpenteante calle Julio Romero,
en cuyas ventanas y balcones, además de geranios podemos observar
petunias (Petunia x hybrida), y después de atravesar el Arco
del Portillo abandonamos la antigua Medina o Villa y nos adentramos
en la zona de origen medieval conocida como Axerquía, pasando junto
al Compás de San Francisco. En unas callejuelas próximas a la Calle
Huerto del Real nos detuvimos a observar en el tejado una importante
población de la crasulácea rupícola Sedum mucizonia, que ya
observamos en los muros del Alcázar de los Reyes Cristianos. Desde
aquí, y pasando por la Plaza de las Cañas, donde destaca la
singular presencia de varios pies de liquidámbar (Liquidambar
styraciflua
) y ginkgos (Ginkgo biloba), y posteriormente
por la Plaza de la Corredera, nos dirigimos hasta la última parada
del día: el Huerto y Jardín de Orive. En este enclave ajardinado
existe una gran variedad de árboles y arbustos frutales y
ornamentales, y también algunos de ellos autóctonos y propios del
matorral mediterráneo, como es el caso del romero (Rosmarinus
officinalis
), de la olivilla (Teucrium fruticans) y del
madroño (Arbutus unedo). Como elementos ornamentales
singulares destaca la presencia de un pequeño ejemplar de ceibo
(Erythrina crista-galli) y una monumental jacarandá
(Jacaranda mimosaefolia), la más grande de la provincia de
Córdoba. En ambos casos se trata de árboles procedentes de América
del Sur.
Detalle de las hojas y flores de un granado (Punica
granatum
) en el Huerto y Jardín de Orive.
 
Rafael
Tamajón Gómez, 13 de mayo de 2014.