El
objetivo de la tercera salida botánica programada para el invierno
era observar las principales especies perennes típicas de los cauces
y riberas de los cursos fluviales de la Vega del Guadalquivir y de la
falda de la Sierra de Córdoba. Para ello se ha seleccionado el
Arroyo Pedroche por su proximidad a la ciudad y por su gran
diversidad de ambientes riparios. 

El inicio de la ruta, junto al monumento que simboliza
la restauración del arroyo, anteriormente entubado.
El
recorrido comienza justo en el paso inferior del arroyo en la Avenida
de Carlos III, en las inmediaciones del Barrio de Fátima (tramo
recientemente encauzado y restaurado) y finaliza varios kilómetros
aguas arriba a la altura de la cinta transportadora de la fábrica de
cemento situada junto al polígono de Chinales (antigua fábrica de
Asland).

En
la primera parada del tramo urbano del arroyo pudimos observar la
gran abundancia de la enea o espadaña (
Typha
domingensis
) que cubre
prácticamente todo el cauce, en compañía de la salicaria (
Lythrum
salicaria
) y otros
helófitos (plantas acuáticas con las raíces sumergidas, al menos
temporalmente)
, como el carrizo (
Phragmites
australis
). Las partes
aéreas de estas plantas, secas (tanto las hojas como las
inflorescencias), están dando paso a los nuevos tallos y hojas, que
rebrotan de los rizomas (tallos subterráneos). La enea, de la que
antaño se cortaban las hojas para fabricar tradicionalmente sillas,
es aquí muy abundante ya que en este tramo el arroyo está bastante
remansado y se acumulan muchos sedimentos finos, que son colonizados
por las numerosas semillas que produce esta planta, que son
dispersadas por el viento y por el agua. Como curiosidad pudimos
observar un ejemplar de pájaro moscón (
Remiz
pendulinus
) que estaba
cogiendo semillas plumosas de una inflorescencia de enea (con la
característica forma cilíndrica, de puro) para usarlas en la
construcción de su nido.

Observando las plantas perennes
del arroyo, en el límite de la ciudad.
En
las orillas del arroyo, sin estar ya sometidas al encharcamiento pero
con un nivel freático elevado, mantenido por el caudal del cauce,
destaca la presencia y abundancia de comunidades de freatófitos
herbáceos perennes, dominadas por el junco churrero (
Scirpus
holoschoenus
) y la menta
de burro o mastranto (
Mentha
suaveolens
), esta última
empezando a echar nuevos brotes a partir de las yemas situadas a ras
de suelo. En la orilla opuesta destacaba la presencia también de un
rodal de una planta arbustiva higrófita (planta que requiere de
humedad edáfica para su desarrollo)
:
Dorycnium
rectum
. Ya
en la periferia del arroyo, en la zona de transición con el talud
del mismo, muchas veces entre las piedras de los tramos de escollera,
durante el paseo se observa la reciente colonización de dos arbustos
freatofíticos de hoja perenne, como es el caso de la adelfa (
Nerium
oleander
) y la zarza
(
Rubus ulmifolius),
fundamentalmente la primera. La adelfa destaca por sus hojas
esclerófilas, alargadas, dispuestas en verticilos en número de
tres. Esta característica de las hojas contrasta mucho con el
carácter caducifolio de la mayoría de los freatófitos de los
bosques y matorrales riparios. También es relevante el hecho de
tratarse de una especie más o menos termófila, puesto que no
resiste heladas muy fuertes ni persistentes (en la Península Ibérica
se localiza en el litoral y por el interior penetra por los valles
del Guadalquivir y del Guadiana).
Seguimos
caminando y nos detenemos a observar varias especies de árboles y
arbustos que encontramos salpicando las orillas y en el mismo cauce
(en este caso asociadas a los espadañares): álamo blanco (
Populus
alba
), sauces o mimbreras
(
Salix fragilis
y
S. purpurea)
y fresno (
Fraxinus
angustifolia
). Todos
estos freatófitos tienen en común el hecho de ser especies
caducifolias (aunque como puede comprobarse algunos individuos no han
llegado a perder en el invierno todas las hojas) y poseer flores
unisexuales agrupadas en amentos (son especies dioicas,
diferenciándose por tanto pies masculinos y femeninos en función
del tipo de flores que tienen
). Son flores muy sencillas y de pequeño
tamaño, sin pétalos ni sépalos, reducidas al pistilo en las
hembras y a los estambres en los machos, que se abren normalmente
antes de que aparezcan las hojas. Los álamos y fresnos (porte
arbóreo) son de polinización anemógama (por el viento) mientras
que los sauces (
Salix
fragilis
de porte
arbustivo o arbóreo, corteza de color claro, con hojas lanceoladas y
de borde dentado, alternas;
S.
purpurea
siempre
arbustivo, con hojas estrechas y pequeñas, opuestas, con ramitas
jóvenes de color púrpura), a pesar de tener amentos similares, son
polinizados por insectos (polinización entomógama). Este hecho lo
pudimos comprobar en una de las paradas junto a un gran rodal de
sauces (
Salix purpurea)
con la observación de numerosas abejas atraídas por el olor de las
flores y por el néctar contenido en las escamas nectaríferas de las
mismas.
Oruga de Ocnogyna baetica,
una mariposa nocturna que
a inicios de primavera suele
ser bastante abundante.
Localmente conocida como
«pelua».

Antes
de llegar a la sauceda arbustiva de
S.
purpurea
antes comentada
y situada al final del tramo del arroyo adyacente al barrio de
Fátima, nos detuvimos a comentar la presencia de otros helófitos en
varios tramos del arroyo. Por un lado observamos las hojas basales de
algunos individuos de dos especies de la familia Apiáceas, la
berraza (
Apium
nodiflorum
) y el nabo del
diablo (
Oenanthe crocata),
que crecen en zonas encharcadas de remansos no ocupados por eneas y
carrizos, a veces también acompañados por los berros (
Nasturtium
officinale
). Hay que
tener cuidado en su consumo accidental por confusión con estos
últimos debido a la toxicidad de las otras dos especies. Por otro
lado, en algunos de los espadañales del cauce pudimos observar que
era localmente abundante el lirio acuático (
Iris
pseudacorus
), del que
ahora sólo se pueden observar las hojas, ya que la floración tiene
lugar más adelante. El helófito más escaso y localizado de todos
es la caña común (
Arundo
donax
), especie alóctona
invasora introducida desde hace mucho tiempo en España, parecida al
carrizo pero de mayor altura y de tallos más gruesos.

Además
de los freatófitos caducifolios comentados hasta el momento durante
la visita se pudieron observar dos especies más, ambas típicas de
ramblas o cursos fluviales que alternan periodos de encharcamiento y
de fuerte estiaje: el taraje (
Tamarix
gallica
), de hojas
escamiformes, y el sauzgatillo (
Vitex
agnus-castus
) de hojas
palmaticompuestas. Teniendo en cuenta el porte de los ejemplares
observados, con la excepción de algún taraje que ha ido colonizando
el cauce, se trata de arbustos que fueron plantados tras las obras de
encauzamiento y restauración fluvial llevadas a cabo en este tramo
del arroyo Pedroche. También pudimos observar la existencia de
algunos pies de mayor tamaño de álamo blanco y fresno –y quizás
también de algún sauce,
Salix
fragilis
– que proceden
igualmente de las citadas plantaciones. El resto de pies actualmente
observados, de menor porte, proceden de la colonización de semillas.

Tras
pasar por debajo de la vía del AVE nos acercamos hasta el puente
romano situado sobre el arroyo y por el que discurre tanto el antiguo
camino mozárabe a Santiago de Compostela como una de las vías
pecuarias más importantes de España, la Cañada Real Soriana. Desde
aquí se observaron los zarzales con adelfas y juncales de gran
tamaño que pueblan las orillas, así como el arbolado que,
procedente de varias plantaciones realizadas en los últimos 20-25
años, ocupan las orillas y taludes de este pequeño tramo, adyacente
a las cocheras de los autobuses de la empresa de transporte urbano
AUCORSA. Destaca la abundancia de álamos blancos con porte estrecho
y alargado de origen claramente cultivado (se tratan de variedades de
jardinería) y de olmos de Siberia (
Ulmus
pumila
) y ya en las
laderas adyacentes la presencia de algarrobos, tarajes y la
existencia de pies de encina litoral (
Quercus
ilex
subsp. ilex),
almez (
Celtis australis)
y pino negro (
Pinus
nigra
), todos ellos
procedentes de plantación.
La compuesta Bellis sylvestris

La
ruta continuó tras pasar al otro lado de la carretera de conexión
con la Autovía de Andalucía y la carretera nacional N-432
(Granada-Badajoz), en las inmediaciones del Club Asland y de la cinta
transportadora. En este tramo pudimos observar una pequeña olmeda en
un arroyito afluente del Arroyo Pedroche así como unos zarzales con
adelfa de enormes dimensiones (con una altura de 3-4 m). La gran
presión ganadera no ha permitido la instalación de árboles y
arbustos freatófitos al igual que ha pasado en el tramo donde se
inició la ruta, de modo que sólo han persistido rodales de una
especie tóxica (la adelfa) y de otra espinosa (la zarza,
Rubus
ulmifolius
). Los
acebuches que hay dispersos por la ladera están completamente
ramoneados indicando dicha presión. En varias zonas de las laderas
del arroyo se han llevado a cabo recientes reforestaciones con
árboles y arbustos, con protección de los plantones con una malla
para asegurar la viabilidad de las mismas. Junto al viaducto del
canal del Guadalmellato encontramos un rodal de una especie de árbol
alóctono de carácter muy invasor: el ailanto (
Ailanthus
altissima
) y en el puente
de la antigua carretera N-432 observamos varias higueras (
Ficus
carica
) y un almez
(
Celtis australis)
con hábitos rupícolas.

La umbelífera Smyrnium olusatrum

Para
finalizar el recorrido hicimos una parada para observar un par de
alineaciones de olmeda (
Ulmus
minor
) de pequeñas
dimensiones, que se han mantenido prácticamente iguales desde hace
más de 20 años, sin crecer en extensión por el mismo problema
antes comentado. En el sotobosque destaca la abundancia de zarza
(
Rubus ulmifolius)
y algunos pies de majuelo o espino blanco (
Crataegus
monogyna
) y entre las
lianas las zarzaparrillas y en menor medida la hiedra (
Hedera
helix
). Entre las
especies herbáceas perennes típicas del sotobosque de olmedas,
alamedas y fresnedas pudimos observar el aro (
Arum
italicum
), el apio
caballar (
Smyrnium
olusatrum
), la celidonia
menor (
Ranunculus ficaria)
y el acanto (
Acanthus
mollis
), incluyendo
también algún rodal de la herbácea perenne estolonífera
Oxalis
pes-caprae
, invasora
procedente de Sudáfrica.

Enseñando una madreselva
(Lonicera periclymenum)

En
el borde del talud, junto a la olmeda, y también en algunas partes
del talud rocoso de la otra orilla, pudimos observar también la
presencia de varios individuos de un arbusto espinoso caducifolio
endémico del suroeste de la Península Ibérica, el tamujo (
Flueggea
tinctorea
). El aspecto
más destacable es su peculiar localización, en los taludes con
fuerte pendiente, en vez ocupar el propio cauce o el lecho de
inundación, como es habitual en los ríos y arroyos de Sierra Morena
con fuerte estiaje.

Rafael
Tamajón Gómez (3-Marzo-2014).