Por segundo año
consecutivo, organizamos un censo del dormidero de los estorninos en los Sotos
de
(1).
¿Como se recuenta un bando tan enorme de animales que se mueven todos a la vez?
Pues primero siendo muy prudentes. Al inicio de la noche, los estorninos no se
dirigen directamente hacía el dormidero, pero se agrupan en un punto de
reunión.
En nuestro caso, observamos que se decantan por el eucalipto grande del Alcazar
y por los techos del Palacio episcopal. Suelen ser grupos medianos de pocos
centenares de animales.
Es el momento propicio para que el observador se acostumbre a estimar los
tamaños de grupos y llevar un primer conteo. Luego salen en bandos grandísimos
de hasta varios miles de individuos hacia el dormidero propiamente dicho, que
son los alamos cerca de los «molinos árabes» en los Sotos. Esto
sucede muy rápidamente y suele ser imposible contabilizar estorninos; a lo sumo
una estima grosera que se contrasta con el primer conteo.
Este otoño 2008 fue un poco decepcionante en comparación con el año pasado
cuando se contaron más de 23.000 estorninos. Este año, llegamos a una cifra de
unos 10.000 animales (el 23 de octubre) y 14.000 (el 12 de noviembre). Quizás
la explicación sea la siguiente: un amigo nos comentó que este año, el campus
de Rabanales tenía un dormidero excepcionalmente grande de estorninos; es
posible que parte del bando del año pasado se haya dividido … pero es
imposible saberlo. Otra
cosa interesante: mientras los estorninos llegan a su pre-dormidero y
finalmente al dormidero, otras especies también llegan para dormir en los
sotos: Lavanderas blancas en pequeños bandos que no parecen quedarse en el río;
algunos individuos de Garzas y Garcetas; un centenar de cormoranes que
encuentra refugio en los eucaliptos; más de 800 Garcillas y más de 350
Grajillas. Estas dos últimas especies comparten los mismos árboles, un grupo
muy concreto de alamos que soportan cada noche más de 10.000 animales en sus
ramas! El cielo
se llena de aves en muchos bandos que llegan desde muchos puntos de la ciudad:
aguas arriba, aguas abajo, desde el vertedero de la campiña o los embalses de
mueven, eligen un sitio, buscan otro, pasan tiempo en la orilla del
Guadalquivir para limpiarse con el agua. Un gran teatro que no se perdien los
turistas y los cordobeses que pasean por el Puente Romano al atardecer.
(1) Los observadores
eran Vico González, Pablo Hermoso, Irene de Gabriel, Silvia Saldaña y Florent
Prunier
(Florent Prunier y Silvia Saldaña)