Antes de acabar el año y aprovechando esta vez el puente de diciembre, que se ha convertido en acueducto cogiendo tres días de vacaciones, aprovechamos para hacer una excursión a tierras africanas. Nos fuimos a Marrakech en busca de las montañas del Alto Atlas. Una compañera de trabajo nos habló de una ruta interesante para subir al Toubkal, el techo norteafricano con 4.167 metros de altitud. La aventura se presentaba interesante. Tras un intenso día de búsqueda entre varios conocidos conseguimos los tres pares de crampones que nos hacían falta para asegurar la subida. Por las indicaciones que mi compi nos facilitó llegaríamos sin problema al albergue Nestler situado a 3.200 metros. Luego ya veríamos como estaban las condiciones para la ascensión…

Día 6 de diciembre. Iniciamos el viaje saliendo temprano de Marrakech dirección Imlil ( 1.740m). Allí llegamos a mediados de la mañana para dejar las cosas en el Café du Soleil y salir a andar en dirección a Tamatert – Tizi n’Tamatert (2.279m). Los paisajes nevados empezaban a ser impresionantes y los pueblitos de adobe encajonados en los fondos de los valles llamaban nuestra atención. Las chovas piquirrojas aparecían en las cumbres cercanas sobrevolando con sus piruetas. La noche fue fría y costó meterse en el saco.

Día 7 de diciembre. Iniciamos la ascensión desde Imlil a las 10:00 de la mañana, aprovisionados con lo justo para evitar peso innecesario. Llegamos al albergue con la caída del sol sobre las 16:00. Las montañas nos rodeaban vestidas con su blanco manto tapizado con algunas manchas negras de grandes rocas. La luna llena hizo su aparición pronto y nos permitió disfrutar de la blancura del entorno bajo su brillante luz. En el albergue, lleno de españoles, disfrutamos de una buena cena en compañía y de un sueño reparador.

El pueblo de Imlil
Otro pueblo berebere

Día 8 de diciembre. La mañana amanecía clara. A las 7:15 bien abrigados y con algo de comer, nos colocamos los crampones e iniciamos la ascensión junto con una pareja de bilbaínos y dos chicos de Valencia. Con el lento amanecer y el silencio acogedor hicimos los primeros tramos. Con la llegada a la cuerda de la montaña salimos de la sombra y el sol lo iluminó todo. Podíamos ver el otro lado, el Anti Atlas, con una enorme planicie en mitad de las montañas. Lo más difícil estaba hecho, un par de horas más de pateo y llegaríamos a la cima.

El Atlas, lugar donde los antiguos griegos localizaban el jardín de las Hespérides y sus famosas manzanas doradas
Vértice geodésico del Toubkal (4.167m.), punto culminante de Norte África
Acentor alpino (Prunella collaris) paseando
descaradamente a menos de un metro de nosotros, aprovechando para comer las
miguitas de nuestro tentempié.