Salida dedicada a conocer las orquídeas silvestres de nuestro entorno.
Tras
salir del punto de reunión (cocheras de Aucorsa en el Polígono de
Pedroches) a la hora convenida (10 A.M.), cruzamos la carretera por
el acceso hasta el Club Asland y nos detenemos junto al puente sobre
el Arroyo de Pedroche de la antigua carretera del Muriano, al lado
del panel de señalización del sendero municipal. En este punto, en
las cunetas podemos observar una serie de plantas ruderales y
arvenses muy comunes y abundantes que nos están indicando la
nitrificación y alteración del terreno.
Ophrys lutea |
silvestre (Calendula
arvensis), probablemente
la planta en flor más abundante en todo el entorno del Club Asland y
camino de bajada y acceso hasta el arroyo. Aunque ya no están en su
momento álgido de la floración, sus capítulos con flores de dos
tipos ambos de color amarillo anaranjado, sus tres tipos de frutos y
el fuerte olor que desprende la planta no nos resultan indiferentes.
Otras plantas ruderales y arvenses que pudimos observar allí son
otra compuesta, con capítulos rosados grandes, parecidos a los de
los cardos pero con hojas no espinosas (Centaurea
pullata), varias
gramíneas, como es el caso de la cebadilla (Hordeum
leporinum), la avena loca
(Avena barbata)
y el bromo (Bromus
matritensis), varias
especies de geraniáceas con frutos alargados (de ahí el nombre
vulgar de alfilerillos de pastor o relojitos) pertenecientes al
género Erodium
(E. moschatum,
la almizclera, y E.
malacoides, la cigüeña
malva), crucíferas de los géneros Diplotaxis
(jaramagos) e Hirschfeldia
(H. incana),
una borraginácea, Echium
plantagineum, con flores
azuladas que ofrecen néctar (los niños las chupan y por eso reciben
el nombre de “chupamieles”, además del de “viborera”) y una
prima hermana de las collejas, de ciclo anual y flores rosadas,
Silene colorata,
entre otras.
Tras la cinta… |
ambos lados del camino que bordea la valla del Club Asland, ya en la
parte superior de la ladera del valle del Arroyo de Pedroche (de los
Pedroches o simplemente Pedroches, como es generalmente conocido),
seguimos observando la mayoría de las especies antes indicadas, pero
nos llama la atención la abundancia puntual de otras, como es el
caso del llantén (Plantago
lagopus), de una
compuesta con capítulos formados sólo por flores en forma de
lengüeta y hojas todas basales, en roseta (Leontodon
longirrostris) y del
alcaucil (Cynara humilis),
éste último aún presente sólo con las rosetas basales de hojas
espinosas finamente divididas. Junto a un rodal de este tipo de cardo
nos detenemos a observar varios ejemplares de una mata con tallos y
ramas de aspecto lanuginoso, con hojas opuestas, sentadas (sin
peciolo) y con flores agrupadas en verticilos. Se trata de la
candilera (Phlomis
lychnitis) una lamiácea
(labiada) poco frecuente en la zona, que aún no ha abierto las
primeras flores (amarillas), prima hermana de un arbusto omnipresente
y muy abundante en estos parajes: el matagallo (P.
purpurea), de la que
llegamos a ver alguna flor ya abierta durante la salida. También
hicimos hincapié en la abundancia de una bulbosa de hojas delgadas,
de pequeño porte, la patita de burro (Gynandriris
sisyrrhinchium), un tipo
de lirio de flores de color azul que sólo florece por la tarde y que
por tanto no pudimos contemplar en todo su esplendor.
Ophrys speculum |
Antes
de cruzar al otro lado de la cinta transportadora, en una zona muy
pedregosa con varios acebuches comentamos la clara presión ganadera
existente sobre árboles y arbustos, así como la actividad del tiro
al plato que se practicaba en el Club Asland (todavía existían
zonas con muchos restos de los platos empleados). En este caso todas
las partes bajas de estos pies estaban intensamente ramoneadas.
Precisamente se han seleccionado las especies menos palatables
(dominan los matagallos, jaras y jaguarzos) mientras que las más
apetecibles son ávidamente devoradas, de modo que no pueden
regenerarse a partir del reclutamiento de nuevos plantones
procedentes de la germinación de las semillas.
Orchis champagneuxi |
Tras
pasar la cinta transportadora observamos una encina (Quercus
rotundifolia = Q.
ilex subsp. ballota)
cargada de flores, que se corresponden con unas inflorescencias
colgantes llamadas amentos, en las que destaca la ausencia de pétalos
y es notoria la presencia de los estambres (flores masculinas).
Ophrys tenthredinifera |
El
olivar, muy degradado y con escasos pies, del otro lado de la cinta
transportadora da paso a un encinar adehesado con matorral disperso
dominado por la jara blanca o estepa (Cistus
albidus) y el matagallo
(Phlomis purpurea),
salpicado por algunos pies de acebuche (Olea
europea var. sylvestris)
y de espino albar o majuelo (Crataegus
monogyna), éste último
en plena floración (se comenta que las flores son empleadas como la
tila, en infusiones, por sus propiedades relajantes e hipotensoras).
Es precisamente en los claros del matorral donde encontramos varios
rodales del grupo estrella de la salida: las orquídeas (familia
Orquidáceas). Esta hiperdiversa familia (a nivel mundial ostenta el
récord de especies, unas 25.000 especies) llama la atención por sus
flores, de anatomía y morfología realmente peculiar, así como por
sus métodos de polinización. Sus flores, con marcada simetría
bilateral, se caracterizan por la presencia del labelo, que se
corresponde con el pétalo inferior (algunos autores hablan de
tépalos, en vez de diferenciar los verticilos de los pétalos y los
sépalos), profundamente modificado y de mayor tamaño que los
restantes, así como por la fusión de los estambres (usualmente dos)
con el pistilo (concretamente con el estilo y el estigma,
constituyendo una estructura muy modificada denominada “columna”,
“gimnostemo” o “ginostegio”. El polen está aglomerado
constituyendo las denominadas “polinias”, unidas cada una de
ellas por una parte filamentosa (“caudícula”) a unas estructuras
basales viscosas (“viscidium” o “retináculo”), que reposan
sobre el “rostelo” (estructura con forma de lóbulo alargado
derivada del estigma). El “polinario” es el conjunto del polinio
(“polinium”), caudícula y viscidium se corresponde con la unidad
de transporte del polen durante la polinización.
… el paraiso de las orquídeas |
Orchis italica |
Orchis italica |
En
este paraje se ha registrado tradicionalmente la presencia de 8
especies de orquídeas pertenecientes a tres géneros (Ophrys,
Orchis
y Serapias).
De ellas durante la excursión pudimos ver sólo seis, ya que la más
rara y escasa de ellas, la denominada Orchis
papilionacea, no pudo ser
localizada (una semana antes durante una jornada fotográfica
organizada por la UCO pudo ser localizado algún individuo), al igual
que pasó con Ophrys
fusca, observada una
semana antes pero que ya tenía muy pasada la floración y en
cualquier caso era relativamente escasa por allí. Sin duda la
especie más frecuente y abundante en el territorio observado durante
la salida era la flor del hombre desnudo (Orchis
italica), con algunos
pies albinos (hipocromáticos), pero ya francamente con su periodo
óptimo de floración algo pasado. A continuación habría que
incluir la flor de abeja amarilla (Ophrys
lutea) y Orchis
champagneuxii (= O.
morio subsp.
champagneuxii),
seguidas de Ophrys
tenthredinifera y O.
speculum (Espejo de
venus). Por último, el único representante del género Serapias,
con la especie S. lingua,
no muy abundante en la zona, y en la que pudimos comprobar
variaciones de color de las flores muy notorias.
Serapias lingua |
Al
margen de las orquídeas, durante el camino de regreso, bajando hacia
el arroyo, pudimos observar varias bulbosas más, como es el caso del
ajo blanco o ajo porro (Allium
neapolitanum) y la leche
de gallina (Ornithogalum
orthophyllum). En el
sotobosque de las fresnedas del arroyo era muy abundante una
umbelífera de gran porte, el apio caballar (Smyrnium
olusatrum). También
pudimos observar varias plantas leñosas en flor, como es el caso del
jazmín silvestre, de flores amarillas (Jasminum
fruticans) y la pervinca,
alcandórea o jazmín de burro (Vinca
difformis), con tallos
rastreros, localmente abundante en las vaguadas. Entre las herbáceas
observadas a la sombra de las encinas, creciendo en grietas de
pequeñas rocas calizas o en los claros de los arbustos, también
podemos citar las siguientes: altramuz (Lupinus
angustifolius), amor del
hortelano (Galium
aparine), Sherardia
arvensis, arveja amarilla
(Vicia lutea),
nueza negra (Tamus
communis), alsine
(Stellaria media),
doradilla (Ceterach
officinarum) y la
bellorita, consuelda menor o margarita (Bellis
sylvestris).
Tamajón Gómez, en Córdoba, 20 de Abril de 2014