Abejas de gran tamaño, que recuerdan a los abejorros y llaman la atención por su color brillante y metalizado negro-azulado. A diferencia de las abejas, éstas no son insectos sociales y no forman panales. Su nombre viene de su hábito por taladrar la madera formando túneles donde depositar los huevos y criar a sus larvas. Prefieren maderas resecas que fueron deterioradas por la humedad en techos y aleros, en ramas secas de árboles y en las cañas utilizadas como soporte en los cultivos de tomates y otros.
Abeja capintera Xylocopa sp (Foto: J.M. Moreno ) |
Los adultos llegan a medir entre 12-25 mm. Las hembras son más brillantes que los machos y sólo ellas poseen aguijón pero no lo usan practicamente nunca. Son los machos los que revolotean con un potente zumbido sobre nuestros cabezas pues son territoriales y defienden su espacio cuando pasamos cerca, pero son inofensivos por carecer de aguijón. Es una especie florícola, que se alimenta de polen y nectar, por eso en ocasiones las vemos reboloteando ruidosamente por nuestras terrazas y azoteas, especialmente durante la primavera. Su brillante color las hace inconfundibles.