El pasado día 17 de abril, aunque había amenaza de agua, al final sacamos las bicis y salimos por Córdoba a celebrar la 9º «Noche del Cárabo»… 

… llamada así por el nombre común que recibe una de las aves nocturnas estrella de la noche desde el año pasado, ya que, no solo pudimos apreciar su canto, sino que han criado y nos acercamos a verlas.

En esta ocasión contábamos con la parabólica artesanal que llevaba Pablo para ampliar sonidos y grabar algunas de las escuchas realizadas.

En esta novena ocasión, pudimos disfrutar con la observación de la pareja de Cárabos (Strix aluco) que cria en las cercanias de las oficinas de AGAPA, en la Alameda del Obispo. En las inmediaciones también se escuchaban un par de Mochuelos (Athene noctua), algún Alcaraván (Burhinus oedicnemus), varios grillos (Gryllus bimaculatus) y lo que parecía un Autillo (Otus scops) pero que resultó ser una alarma por la continuidad de su canto sin interrupción.

En la siguiente parada, la del IFAPA pudimos deleitarnos con el canto de un Búho Chico (Asio otus) y posteriormente con su vuelo de un árbol a otro (el plumaje blanco que se veía por la parte inferior nos hizo dudar algún momento , de si se trataba de la Lechuza, Tyto alba).

Este año dimos por terminada aquí la salida y no seguimos hasta el mesón Los Mochuelos, como era ya tradición el tomarnos allí un vinito acompañado de unos «mochuelitos», …. por lo tarde que se nos hizo.

Gracias a todos y todas los que os acercasteis una vez más a disfrutar de una noche como esta con los Bosqueteros Animados!!

(Irene de Gabriel Ruiz)

Nos escribe Luis:

Una nueva cita con los compañeros del Bosque Animado. Una nueva aventurilla. Esta vez al atardecer, en busca de cárabo común. Y sí, fuimos otra vez afortunados porque allí estaba, posado en lo alto de un árbol. Y digo que fuimos afortunados porque no solo vimos un ejemplar, sino la pareja.

Fue todo un privilegio poder disfrutarlos en todas sus manifestaciones: posados en una rama, volando cortas distancias, cantando y pudiendo distinguir el canto del macho del de la hembra (incluso para una persona inexperta como yo).

Y digo que fue una aventurilla porque allí cada uno aportaba lo que podía: una antena para escucharlos con facilidad en la noche, prismáticos para distinguir su silueta al atardecer, reclamos para hacerlos aparecer, información diversa sobre estas aves nocturnas para hacer aún más interesante su avistamiento y por supuesto los lugares donde ir a observarlas con éxito.

Con el buen sabor de este agradable reto, esperamos ya la siguiente quedada.